Hace unos días, luego de la novena entrada, de mi novena publicación en este espacio, pensé en publicar cada diez entregas un cuento, una de mis típicas historias donde la tristeza y desesperación se entremezclan con gritos de libertad acuartelada y uno que otro pensamiento homicida. Pero heme aquí, otra vez frente al monitor, entregando el décimo número de la que espero, sea una larga lista. Esta vez no hay cuentos para contar...
Estamos en julio, empezando la segunda mitad del año. Afuera unos pendejos juegan en medio del frío, la lluvia ya cesó su tintinear oscuro y comienza la reestructuración de la naturaleza luego del vendaval. A través de los barrotes de la ventana atisbo de vez en cuando el arribo de mi hermano, volviendo de su salida sabatina, para que vaya a comprarme una cerveza, pues en mis condiciones no puedo salir ni a la esquina. Es jodido ser yo en este momento.
Estoy en mi pieza en una noche de sábado, mientras mi mejor amigo se divierte con otros conocidos en el Chinaski, y yo sigo pudriéndome en este oscuro rincón olvidado del mundo llamado Obrien 134. Desde hace una semana que no salgo, y me quedan catorce días más de confinamiento. Como les dije, es jodido ser yo ahora. Algunos cigarros, una cerveza helada que mi brotha' compró en la botillería (si, menos mal que llegó), y una larga larga noche con mis pensamientos, mi pierna enyesada y "las películas de mi vida" (aún no leo ese libro de fuguet): Trainspotting, Salt Lake City Punk, Pulp Fiction, entre otros.
Sigo escribiendo, sentado, con el teclado apoyado en el escritorio, repasando lo último que ha pasado. Terminé de leer la selección de doce mini relatos que el Tigre me recomendó,y francamente, me hizo sentir peor en este encierro, pero tal vez sea necesario. De otro modo, quizás no habría pescado los docmunetos de word que me mandó al correo.
De vez en cuando viene bien descansar, alejarse. Poder dormir bien y mantener cierto orden en las cosas. Aunque eso no viene conmigo. Echo de menos el aire libre, el correr por la city, saltar murallas, carretear y bailar un poco del viejo Ska, alivianarme con mis amigos de juerga, mi propio grupo de descarriados, amigos de bares y roscas, "de escopeta y falopa" como dicen en una canción de HxC Rap. Llevo una semana de encierro, viviendo mi propio reality, menos mal que alejado de cámaras y de puntos de raiting. Fucked Up ins't it?
La birra baja helada, suave, dulce por mi garganta asqueada al máximo de esa Kem Piña Light que compraron, y me pongo a pensar en mil cosas: mi libertad, actualmente resumida al uso de muletas; mi voluntad, otrora casi inquebrantable ahora puesta a prueba a nivel máximo; mi propia laguna mental, que en estos días ha alcanzado niveles cuánticos, y en otras huevadas que no vienen al caso...al menos ahora
Dicen que la primera semana es la peor, porque se siente de verdad el encierro. Al menos no ha sido así, hasta hoy. Hay quienes cuentan que la vida se acaba al morir, otros dicen que dejas de vivir cuando empiezas a contar los días que faltan para algo: un desenlace, una reunión, el próximo encuentro de sexo casual, lo que sea. Para el Peter de Kensington, se acaba al aceptar que debes crecer y volverte adulto. Para mí, la vida se acabó a los 18... o tal vez a los 21, o incluso, se acaba cuando yo decido que se acabe, superando la barrera natural de la muerte; "mientras tu recuerdo viva, mientras sigas siendo una leyenda, vas a seguir vivo" me dijo una vez un gran maestro, por algo el "Tata" sigue vivo (no me refiero al cerdo fascista que gobernó durante 17 años este país, sino al Tata Bustos, una "leyenda local" por así decirlo). En fin, en este momento, diria que mi vida no se acabó: está en pausa por 21 días, de los cuales ya he cumplido 7 de condena.
Suena "Sex and Violence" y no puedo dejar de recordar al niñato casi punk del Mauro, uno como nosotros que llegó y se fue casi sin mayor gloria, salvo esa noche de la gran pelea que empezó en la subida ecuador, y terminó en nuestros campos del Parque Italia, rompiendo la nariz de uno de los Boneheads y dejando bastante a mal traer a otros. Una lástima que esa noche también cayeron unos metaleros y otros niñatos que no tenían nada que ver con la bronca en sí, pero bueh, así son las cosas. Asi eran.
El parque, nuestro propio Kensington Park. Si bien no había un refugio anti bombardeos bajo la tierra, teníamos la casa abandonada unas calles mas arriba por Av. Francia, y la casa de los hermanos Rulos, la morada del Tigre, a veces la mía propia; incluso, en los días en que no podíamos llegar, o no conseguíamos llegar, la sala de espera del Van Buren, ls rocas del muelle Barón o alguna banca o arbol que nos diera cobijo era suficiente para recostarse y dormir, descansar hasta que el sol pegara alto o te despertaran los jardineros de la municipalidad, antes de comenzar a regar el pasto. Era jodido ser un adolescente como te llaman los viejos, con tendencias a la auto destrucción, al alcoholismo, consumo de drogas, la anarquía, peleas, buscando algo de sexo y en el fondo, una razón para vivir, para sentir. Para sentirte vivo, palpitante. Cuando lo establecido no te convence, no te conformas con eso de ser un estudiante (odio la palabra Alumno, significa "sin luz" o sin iluminación), niconser un hijo, o un simple adolescente, buscas algo más,y si tu familia está jodida, si tu viejo llega de trabajar en santiago y solo tiene reproches en tu contra por no estar "cumpliendo con tu obligacion" que es estudiar, cuando el cuidado que debería haber tenido tu madre contigo se perdió hace rato y no quieres seguir un círculo vicioso de podredumbre mental viendo "Mekano", las alternativas son pocas, sobretodo si vienes escuchando ese fervor, ese sonido gutural de "Seventeen" o "God Save the Queen". La calle es la salida a eso, es la respuesta que buscas, que necesitas, que deseas tan fervientemente que no puedes hacer nada más que salir y encontrarla. Cuando tienes 15, 16, 17 años, y todo lo planteado por los demás no te gusta, no te convence, no por que no quieras, sino por que sabes que hay algo mas, algo que te hará vibrar hasta tus huesos, te removera los intestinos y te dejará babeando con la boca abierta, necesitas esa emoción fuerte. Y eso hice, salí, a buscar mi suerte, mi fama por decirlo de algun modo.
Ahora que lo veo, es como si hubiera pasado años, décadas atrás, y han pasado unos cinco años. ahora tengo 21, pero en ese entonces tenía cuantos, 16, 17. Incluso sería mucho antes si hubiera llegado a vivir acá años antes del 2003. Los recuerdos se ven lejanos. Con el Tigre, mi mejor amigo, nos conocemos hace unos 3 o 4 años. Y hace poco contábamos que eran 2. Los años pasan tan rápido estos días. Cada vez se hacen mas cortos, mas efímeros. Y no se por que pasa. Viví unos 3 años (16 a 19), que parecieron unos 5 o 6 años. Cosas que pasaban un mes atrás parecían de años, y el estilo de vida no ayudaba. Al menos nunca se me apago la tele en mis estados de ebriedad.
El mundo no puede limpiarse por si solo. Joder que es verdad. Pero limpiarse de que? de guerras, de fascismos, de comunismo, de dictaduras, de gobiernos, de gente, de contaminacion, de mil huevadas más. Enciendo un cigarro, mientras converso por msn con la madre de los Rulos, y veo algo de SLC Punk, la pelicula que estoy "viendo", y me pongo a pensar en el sabado anterior. En una junta bastante "rara" vino mi ex a verme, y luego unas amigas aparecieron. Y mi ex termino durmiendo en el camarote mientras yo disfrutaba de los besos de una mina que había aparecido hace unos días en mi msn y que fortuitamente nos encontramos el día anterior. Dejémoslo en que la distorcion y el ser jodido, es parte de mi, desde siempre.
Estoy en el baño y escucho desde la pieza la parte de la película donde Heroin Bob se muere, y su mejor amigo, Steve-O, le grita "Only Posers Die" (solo los poseros se mueren). Y con esto termino, es verdad "solo los impostores se mueren", los que viven de verdad de acuerdo a sus creencias, a sus ideales, a su yo interior, joder, a su verdadera forma de ver las cosas, no dejan de existir. Todos morimos, todos llegamos al punto final, unos pocos nos convertimos en leyenda.
(Role Credits, "corren los creditos...)
Bitácora del Capitán: Julio 04. 2009. 02:10
-Kill the poor. (Dead Kennedys)
*Próxima entrega: Cuento. Lo prometo
La invasión
-
Orlando despertó exaltado ante los ruidos de la ventana, pero no quiso
levantarse enseguida, dio un par de vueltas en la cama, se tapaba hasta la
cabeza...
Hace 11 años
hey felipe buen escrito:)
ResponderEliminarmajo.