martes, 12 de octubre de 2010


Lamentamos las Dificultades Técnicas...
Estamos Realizando Mantención en el Sitio...
Pronto volveremos a la Normalidad.

Se agradece la comprensión,
aunque de cualquier modo...

Pueden Irse al Carajo un Rato


(En Pleno Proceso Creativo)

lunes, 13 de septiembre de 2010

XL: Comunicado de Prensa

Estoy buscando una mujer, que haga juego con este corazón a momentos solitario, a momentos infeliz.
Quiero una mujer con la cual compartir mis tardes de domingo; s
alir a caminar para luego sentarnos en la playa,
mirando al horizonte sin decirnos nada.
Una compañera de aventuras
(puta que trillada la frase),
para recorrer el underverso,
mirando el holocausto de arcoiris
y el fuego negro del alma del hombre

Una enfermera que me asista en mis días de crisis,
arropándome por las tardes
y riendo conmigo a la hora del té.
Prometo cuidarla tambien,
en los ardores del mundo y el malestar de la vida.

Seré bueno, sí. Seré bueno, y cómplice;
paciente y apasionado... exaltado a veces
extrayendo mis sentimientos a la superficie de cuando en cuando.
¿Te invito al cine? Vamos a ver una película europea,
o cine chileno, o una obra maestra
de Scorsese o Tarantino,
o la nueva moda de pingüinos circenses en un caos vampírico.
Quiero conmoverme contigo
frente al televisor,
ena noche de semana tentacular de la no rutina.

De la música, debemos hablar en un punto aparte.
Son tantos los ritmos y vaivenes.
No soy juez para prohibir quimera alguna,
pero respetemos los espacios, y seamos comprensivos.

Tu trabajo nunca será tocado en la mesa,
tal como yo no llevaré los conflictos del mío a la nuestra.
Seré fiel, y prometo entregar el alma en un hilo,
reservando siempre esa esencia,
que nos hace propios y diferentes, autónomos en compañía.

Quiero una mujer a la cual amar,
y no arrastrar a una relacion de rutina prolongada en la cama.
Quiero disfrutar de la vida y el sexo, la locura y la pasión;
dejarnos llevar en ese tiempo muerto
del caos más hermoso jamás conocido.

El universo sera nuestro. A los pies del volcán de la vida,
el estrépito lejano del suelo subterráneo,
conversaremos de tu y yo, de la cháchara interminable
de la existencia goloza del espíritu y del alma.

Busco una mujer, que siga siendo niña.
Los ojos vivaces a pesar del cansancio,
que después de una larga crianza de vástagos libres
continúe sorprendiéndose del afán aniquilador
de la presencia inerme del aquí y ahora.

Busco una mujer para olvidar a la mujer.
busco una mujer para encontrar a la mujer
Busco una mujer para desmentir,
a la mujer de la mujer, a mi mismo de la mujer,
a la vida de la mujer.

Quiero despertar y verte a mi lado. Día tras dia
sin que eso signifique una exitencia banal
condenada a la intrascendencia de la apariencia
de una jornada que no acaba con el caer de la noche.

Quiero algo que no quiero. Deseo algo que no deseo.
Pienso en eso que no está ahí.
La incongruencia típica del ser humano,
me convierte en presa fácil del archivillano llamado amor.
Quiero amor pero no lo busco. Deseo amor y llevo años evitándolo.
Quiero una mujer para dejar de evitarlo, para llamarlo por su nombre,
y remover la etiqueta perversa que la vida le puso encima.

Quiero sentir, vivir, correr entre la hierba y experimentar
de primera mano las estaciones, en su carrera loca por detener el tiempo.
Quiero tenerte cerca cuando el momento al que no temo, llegue
como llega inevitablemente en la certeza de la existencia.
Quiero...
Quiero...........


-¿Eres tú la que estoy buscando?...

martes, 17 de agosto de 2010

XXXIX: Algo...

Es jodido...

No es la primera vez que empiezo a escribir con esa frase, incluso me atreveria a decir que es mi muletilla mas preciada. No hay otra frase que pueda representar mejor la triste existencia, el minuto de depresion, las malas noticias o bien el puto mal dia que haya tenido; es jodido.
Esta vez me refiero a mi blog. Es jodido tener mi espacio de descarga, de liberacion, de tinta suelta corriendo por el teclado, tan botado, tan solo, tan ausente.
Estoy en una sequia literaria, en un momento en que por mas que quiera, no sale nada bueno de mis manos... No puedo escribir.

¿Qué pasará conmigo? Estaré quedandome sin palabras, sin tinta en mis venas? Desde pequeño que vengo escribiendo. Aunque partí solamente con pequeñas historias terribles, de psicópatas y violaciones, fueron mis inicios en la mal llamada Nueva Literatura Chilena. Hoy, casi 12 años despues de mi primer cuento (recuerdo que se llamaba "Los Psicópatas de Hamburgo"), veo que he crecido, evolucionado quizas... pero aun no es suficiente, al menos no para mi.

No he escrito, no porque no quiera, si no por que en mi cabeza no se estan conectando los puntos que antes me llevaban a las realidades más sórdidas o bien a historias inimaginadas, para luego plasmarlas en un espacio (sea virtual o un pedazo de papel). La tinta se coaguló...

Me pregunto si será el momento de dejar de escribir, o al menos dejar de lado mi fantasía/sueño/misión de ser escritor. Es obvio que como periodista tengo que escribir, tengo que informar, reportear, llenar hojas y hojas de papel en blanco con el qué pasó, quién hizo qué y cuándo; pero no es lo mismo que intentar desarrollar una de las tantas historias que han leído por acá.

Bue, al menos ya estoy volviendo a escribir... algo es algo.

Bitácora del Capitán: Agosto 17, 2010. 22:12

miércoles, 23 de junio de 2010

Número XXXVIII: Winter-Rain

Otra vez lluvia. Los días han sido fríos, crudos, caóticos. Pero me viene bien. Soy tan inconsistente como persona que de vez en cuando necesito tocar fondo para sentir que las cosas van bien. Aunque no es el caso estos días.

Me da risa ver a la gente corriendo, tapándose, llevando el paraguas, tratando de no mojarse, de evitar la lluvia. Es como si le tuvieran miedo, o les diera asco, o quién sabe. Pero aun asi da risa verlos, huyendo de la naturaleza, del agua. Serán gremlins que no pueden mojarse, me pregunto, mientras avanzo por la calle, recibiendo cada gota, disfrutando la baja temperatura, el cielo gris y el océano agitado. Hoy es tormenta, mañana sale el sol... o bien, mañana Tempestad.

La vida me debe unas cuantas, por ahora no se las voy a cobrar. Las noches son algo solitarias, pero en general ha sido un tiempo de crecimiento, y experiencias filete.

Sigue lloviendo.Miro por la ventana y dan ganas de estar afuera, en el agua, o en la playa, o paseando por un bosque, con una mochila al hombro, para llegar a un galpón de esos viejos, de madera, donde espera una salamandra encendida y el calor de un mate y unas tortillas de rescoldo recién sacadas de las brasas. Me encantaría irme un rato a patiperrear por ahí, pero las responsabilidades terrenales me atrapan y ligan a este pedazo de tierra que, aunque dejó de ser gris, no presenta la variedad de colores que tengo ganas de ver hoy.

Echo de menos el invierno de Carpa y Fogata; o ese increible verano en Chiloé...


*Subtítulos de mierda, pero no habia una versión mejor.

Bitácora del Capitán: Junio 23, 2010. 17:50.
-I Wanna Live

domingo, 13 de junio de 2010

Número XXXVII: Tour

Es increíble cómo las cosas pueden cambiar de un día o momento a otro. Hace menos de 48 horas estaba mal, me sentía demolido y que el mundo entero confabulaba en mi contra, y estaba a punto, al borde, de mandar todo a la mierda... Es increible cómo una persona, un guiño, una conversacion, pueden hacer que las cosas cambien de tono y se vuelvan multicolores.

Mientras mi cabeza aun da vueltas, y mi cuerpo resiente los excesos de anoche, puedo decir que vuelve todo a la calma. Tal vez me hacía falta el desmadrarme. Los sucesos de las ultimas semanas me tenían bajo una tensión jodida: la bala, mi amigo, la U, mi mano, en cama, etc. etc. etc... Las cosas estaban algo movidas y yo no había botado la energía que iba día tras día acumulando, o quizás necesitaba una noche de consejos, de recuerdos y de historias, de las que deseé seguir escuchando, de esas de noches frías, de poca comida, de mil y una aventuras, y de vez en cuando algo sobrenatural. Quién sabe.

Una de las cosas que mejor recuerdo, y que más me gustaban, de esos tiempos de botas y remaches, de noches eternas y futuros inciertos, era el despertar en una casa ajena; en un sofá, una cama, una alfombra o lisa y llanamente el piso. Ese despertar de ojos ardiendo, de boca reseca, de mareo constante, y de una cabeza dando mil vueltas, tratando de juntar los pedazos de la noche anterior. Lo más jodido de todo era cuando despertaba y tenía a una señorita a mi lado, y luchaba por recordar siquiera el nombre. No es que sea un malnacido, slo que nunca he sido bueno para los nombres. Nunca se me borran las caras, y no tengo problema en recordar cómo nos conocimos o bien cuando fue la ultima vez que hablamos, pero he llegado a creer que simplemente no nací para recordar nombres, es un error de fábrica.

Bue, volviendo a lo que quería decir, era jodido juntar los pedazos de la noche anterior, a veces unos flashes atacaban mi cerebro encañado y lo sacudían violentamente con imágenes de sexo, mucho alcohol, balbuceos estúpidos y peleas varias.

A pesar de todo, amaba ese despertar, sea solo o con alguien junto a mí, sea en el piso o en una cama. Simplemente amaba el despertar en una casa ajena, de la que nunca antes había oido hablar, y la que, muchas veces, nunca volví a poner un pie dentro. Levantarme, buscar el baño (claro, recordaba donde quedaba por el carrete de la noche anterior), entrar y mirarme al espejo. Me detenía un buen rato, mirándome, observándome. Era como intentar reconocerme, ver si era yo, si estaba en una pieza. Me lavaba las manos, tomaba agua, me mojaba la cara, el pelo, me ordenaba. El ritual de sacarme el color del petróleo de los labios, cuando la noche había sido acompañada de un vino tinto; o bien sacar algo de pasta de dientes para eliminar el sabor del pisco, o enjuagarme bien y botar el rastro de caramelo que dejan unos vasos de roncola. En el fondo, era intentar estar presentable para poder llegar a mi casa después de una noche de juerga. Tomar mas agua para aplacar la sed que deja la maldita caña.

Una vez listo, abría la puerta y me iba. A veces me despedía, a veces no. Dependiendo de qué tan temprano fuera, de qué tan bien conocía al dueño o dueña de casa, y si es que mi propio estado me lo permitía sin pasar bochorno alguno, por mi comportamiento de la noche anterior. Abría la puerta y salía. Ahora venía la parte mágica, la parte que amaba de todas las noches de locura, de cañas y copas, de amores fugaces y promesas instantaneas. Amaba no tener el efectivo que quisiera, pero aun asi alcanzaba para una Express en algun almacen que encontrara al paso.

Era increible el volver a respirar, a sentir el aire puro. Me embarraba de Valpo, desde cualquier parte, desde el cerro en el que estuviera parado. Era ver la ciudad entera con un matiz diferente en cada aventura. Mis andanzas en casas ajenas me llevaron a conocer mil rincones impensados para mi, un forastero en estos lares, y en cada vuelta de calle, en cada plaza o gran escalera, estaba un paso mas cerca del plan, y un día mas cerca del sol. Era el preciso momento en que la calma vuelve, con un sol brillante y un cielo azul despejado. Y toda esa energía entraba a raudales.

Cada noche de juerga, no importaba si había caido en Cordillera, en Playa Ancha o en Rocuant, en cada cerro que conocía, me dedicaba a bajar caminando. Y conocer cada calle, cada lugar, grabarlo en mi cabeza, para hacerme un paisaje imaginario de la gran ciudad en la que estaba viviendo. Era sentir a full la vibra del puerto, de sus habitantes. Cada historia es diferente, todos vemos una ciudad distinta, son miles de Valparaisos, existentes en la mente de cada uno de sus ciudadanos, y quise conocerlos o entenderlos todos.



Hoy, desperté en una casa ajena. Aunque la compañía era ya recurrente: mi gran amigo y estimado consejero Miguelo, uno de los que apostó por mi cuando nadie me tenia fe, uno de los que me ayudo cuando flaqueaba, el mismo que me entregó las palabras que me hicieron seguir adelante en este increible mundo del ser Jefe Scout. Después de una alcoholocrática noche, de cuentos, aventuras y recuerdos, de enseñanzas y de compartir con otros personajes por los que yo me la juego ahora, tal como se la jugaron por mi antes. Desperté, repetí el mismo ritual del baño, del agua, de mirarme al espejo, y de irme, despues de ordenar un poco, bajar caminando. Esta vez Rocuant City volvía a abrirse paso frente a mi, y las calles vacias armaban un espectáculo en colores que hacía mucho no veía.

Creo que, no era el desmadrarme, no era el tomar un poco, ni la noche de recuerdos historias y enseñanzas. Lo que realmente necesitaba era redescubrir esa ciudad ajena, ese mundo en el que soy y fui forastero. Necesitaba despertar en un lugar desconocido, sin tener el dinero para irme pero sí para una Express, y saber que ahora todo estaría bien. Que todo volvía a la calma. Todo vuelve a la calma.

EL mundo está en Tecnicolor


*Odio el habermelos perdido


Bitácora del Capitán: Junio 13, 2010. 17:50

sábado, 12 de junio de 2010

Número XXXVI: Down

Suena "Días de Furia", y con el revoltijo dentro de mi cabeza me hace más sentido aún lo que he venido pensando últimamente.

Estoy cansado, colapsado hasta cierto punto. Y es que los últimos eventos del calendario no han sido nada buenos, nada que haga valer la pena el sonreír, o ponerse a silbar, como dijera B.P. Hace unas semanas mi compadre recibió un "rico" recuerdo calibre .22 en el hombro. Por lo menos se salvó, y está bien. Aunque por estos días se desgasta en una cama de hospital, esperando el pabellón para volver a la normalidad.

Digamos que eso me afectó bastante, y no he estado del todo bien desde ese momento. El bajón me golpeó fuerte, y estoy bastante harto de todo. Mi jodida mala suerte ha empeorado: me cague una mano, me enfermé y para colmo perdí la oportunidad de competir este mes, y dudo que exista otro momento. FUCK!!!!!!!!!!!

Recuerdo cuando el mundo se movía de otra forma. Recuerdo cuando no me importaba mucho el hacer las cosas bien o mal, simplemente hacía lo que me parecía en ese momento, daba igual si fuera ayudar a una viejita a cruzar la calle, o romperle las costillas a un idiota con la manopla, que en este momento no puedo recordar el nombre con el que la bautizamos. Era vivir, sin pensar en karma, en bien, mal o en lo que había de almuerzo al día siguiente.

Pero, desde que empecé a preocuparme de devolver la mano por lo que hice en el pasado, de emparejar la balanza, de hacer las cosas bien, la vida se puso jodida, como si hacer las cosas bien fuera lo contrario a lo que dicen, y te cayera una lluvia de excremento de gaviota encima. Y saben qué, me estoy cansando, y realmente he considerado en tirar la esponja, y mandar unos cuantos golpes bajos. Sí, el referee lo más seguro es que me quite uno que otro punto, pero el combate quedaría a mi favor, y no sería difícil conseguir el Knock Out.

¿Cuál es la gracia de intentar seguir, de hacerlo bien, si al final te espera un plato frío y un mendrugo de pan duro? Es una metáfora, pero siento algo parecido.

¿Cosas buenas le pasan a la gente buena?, seguro. Los buenos terminan trabajando una vida entera por un sueldo miserable, enfermándose y tomando pastillas anti stress, visitando al sicólogo una vez por semana y viviendo en una casa donde son prácticamente "visitas", para finalizar en una casa de acogida con enfermeras que no se preocupan en realidad de ellos. La vida moderna no permite ser bueno, y los que lo intentan se los termina comiendo la masa, el mundo, la corriente.

A estas alturas estoy cansado, necesito unas buenas vacaciones, un relajo, un quiebre de la rutina. Pero sobretodo, necesito algo que me devuelva la fe en las buenas obras y el mundo mejor. Vale la pena preocuparse en serio? A mi alrededor veo que la mayoría no está ni ahí con el mundo, con la naturaleza, con el vecino, con todo. Y no tienen problema alguno con vivir así, lo disfrutan y les pasan cosas buenas, tienen suerte y hasta se encuentran celulares.

Vale la pena pasar a la historia siendo "el idiota que intentó algo", o es mejor contar uno su propia historia, adornarla y mandarla a imprimir? El "American Dream" es una mierda, y no quiero ser parte de un infierno materialista. Pero ya me estoy cansando, y al parecer no hay otra alternativa. En este momento puteo al mundo, al Karma, a todo en general. Y me desligo.

Dejaré de vivir culposamente, de sentir que tengo una deuda, de centrarme en el puto Karma que nunca funciona bien. Y si no resulta, me hago traficante de armas y de mujeres.




Bitácora del Capitán: Junio 12, 2010. 13:00
- The Most Lonely Day Of My Life

lunes, 7 de junio de 2010

Director's Cut: Poca Cosa (Tercera Entrega)

( 1ª Parte AQUI ; 2ª Parte AQUI)


El viento entraba a raudales por la ventana abierta, mientras los neumáticos se deslizaban por el pavimento tragándose los metros y metros de carretera que hay entre Valpo y el campus. Con la mano izquierda fuera, colgando a lo camionero, y la derecha en el manubrio, escuchando a los Guns a medio volumen por que la cabeza le zumbaba demasiado, iba en su Forsa 1.3. Los últimos rayos del sol metiéndose por el parabrisas rebotaban en sus Ray Ban. Los bosques y el paisaje rural, casi sureño, pasaban borrozos a través de los vidrios, y una que otra señalización pasaban casi desapercibidas.

El día había estado extraño, jodido, bomb, y lo que venía ahora era poco prometedor. Los jales en el baño, el pito en el estacionamiento y la poco molesta conversación con el Espíritu y la Nacha no ayudaron mucho, y para seguir con el hueveo del día, el telefonaso del Pablo, terminando de cagar la onda, recordándole que era el cumpleaños de la Mariana, que se habían comprometido a ir y que lo pasara a buscar. Luego de cerrar los ojos un largo rato, el que le pareció casi eterno, incluso se preguntó por qué no se estrellaba contra las barreras o salía disparado por un barranco, volvió en sí. Aburrido del sonido rock noventero de los Guns’n’ Roses, sacó el Use Your Illusion II original de la radio del auto y lo tiró por la ventana. Estaba asqueado, cansado, molesto, pissed off.

Buscó algo en sus bolsillos, tanteando entre las ropas, y extrajo un pequeño objeto plástico, de color negro. Presionando en el costado derecho, apareció una especie de enchufe en su parte superior. Conectó el utencilio en el puerto USB del mini equipo y empezó a buscar canciones. Subiendo el volumen, luego de tragar un Cefalmin, respiró hondo y se relajó. Los sonidos jamaiquinos llegaron poco a poco a sus tímpanos y comenzaron a reproducir en el cerebro la imperiosa necesidad biológica de fumarse un caño, en una situación como esa, con Stephen Marley acompañando instrumentalmente y dejando atrás verdes manchones que eran bosques de pinos, eucaliptos y coligües con el sol cayendo en el horizonte. “La ocasión lo amerita”, pensó luego de sacar la cola que guardaba en el bolsillo de su camisa, envuelta en una pequeña bolsa de plástico. Presionó el encendedor del auto y esperó, todo esto sin sacar las manos del volante. El Pop! del aparato indicó que estaba lo suficientemente caliente. Acercó el resorte interno al rojo vivo a sus labios, los que sostenían el resto de marihuana que pretendía fumar.

Una quemada, dos, una pitiada larga y aguantó. Se puso rígido en el asiento, sosteniendo el manubrio y conduciendo totalmente tieso, mirando a uno y otro lado. Una contracción, dos…siguió aguantando. El humo picante le dificultaba la cosa. Casi una arcada, otra contracción, y tuvo que soltar. Salía a raudales, proveniente de sus pulmones, llenando el parabrisas del auto, luego escurriéndose por la ventana abierta. El efecto tardó poco, en realidad fue casi inmediato. En pocos metros el viaje cambió. Seguía bajando por la carretera, había pasado la última pasarela y se acercaba a la calle principal. Dentro de pocos minutos y una curva, Valparaíso se abriría ante sus ojos, con el cielo rojo oscuro, bermellón, mientras se mantenían los últimos y débiles rayos de sol. La entrada a la ciudad, custodiada por los cientos de carteles y lienzos plasmados con caras de políticos y empresarios lo trajo de vuelta al presente. Las elecciones presidenciales se acercaban y el país entero estaba convertido en un campo de advertising, la maldita propaganda política inundaba todo: plazas, parques, miradores, calles. Ni las quebradas de los cerros se salvaban de la invasión.

El espectáculo era tan jodido que prefirió subir las ventanas y darle volumen a la radio. Marley desapareció casi por instinto. La cara de los huevones que van a estar metidos por cuatro y seis años en el Congreso le asqueó al nivel de buscar lo más duro en el mp3 y seguir la volada, con esa pizca de odio necesaria. Una canción, dos, cinco, diez. Por fin lo encontró. Non Servium sonaba fuerte, destructor. Jack rompía la armonía previa, y dejaba en el auto las ganas de atropellar al primer transeúnte que cruce indebidamente la calle, poniéndose en su camino. Llegó al primer cruce con semáforo de la avenida, y deseó con ganas que un camión se descarrilara detrás del Forza, y mandara todo a la mierda, chocara contra el muro y saliera despedido por el parabrizas, cayendo inerte en el pedazo de pasto que hay al otro lado del concreto. Pero no pasó nada, ningún camión, ni bus, ni una 4x4 que se acercara peligrosa. Mierda, no siempre se tiene lo que se quiere; dijo recordando a la Angélica de los Rugrats.

Luz verde. Aceleró a fondo con el auto en neutro, pelando forros con ganas. Primera y partió, segunda, tercera. Iba a noventa y los semáforos daban la pasada. La feria del bandejón central ofrecía un paisaje colorido pero pobre, los cuicos le dicen pintoresco, para él era sólo Valpo. El ringtone del celular lo sacó de sus pensamientos. El nombre que aparecía en la pantalla le molestaba más: Pablo. Joder, eran las 7 y media y el huevón está saliendo de clases, esperándolo para partir al carrete. Apenas dobló por Pedro Montt, se puso a pensar dónde podía comer algo rápido, antes de llegar a Playa Ancha a recoger al hueva. Siguió de largo, dejando atrás la plaza Ohiggins y el Mayorista. Frente al Cine Hoyts se acordó de la Claudia, y que supuestamente irían a ver juntos Inglorious Bastards, la nueva de Tarantino. Otro día, pensó, mientras se alejaba del letrero de la película. Plaza Victoria. Ripley. Patio de comidas, algo de chatarra para alimentarse insanamente antes de lanzarse en la noche. “Para llevar”, le dijo a la cajera mientras le pagaba la hamburguesa con papas y bebida. Bajó las escaleras y llegó a la calle. Caminar media cuadra y subirse al auto. Moverse por la calle paralela a Condell y bajar por Huito hasta la avenida Brasil. La bandeja desechable que le pasaron en el Lomitón servía a la perfección para esas ocasiones. Le dio un mordisco grande al sandwich y tragó con ayuda de la Fanta que tenía en el vaso, también desechable. “Comida desechable para una sociedad desechable”, se cagó de la risa y subió por la calle, dejando al nivel del mar la caleta El Membrillo y los puestos de empanadas y pescado frito. Las ocho, y el Pablo había llamado 4 veces más. “A la otra le respondo”.

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Corte. Se Imprime: Junio 06, 2010. 23:25

domingo, 6 de junio de 2010

XXXV: Sweet Dreams

Ya era hora de escribir algo. Aunque sea solo para que el video deje de estar en la parte alta del blog.

La vida va bien. Al menos iba bien hasta hoy. Me desperté con la cabeza dando vueltas, reseca, y los ojos ardiendo. Lo peor de todo, es que NO era por caña (hace raaaaato que no tomo). Me puse el termómetro y la sentencia fue lapidaria. Pero al menos el resto sigue bien. A mi compadre lo dieron de alta el jueves, y el viernes nos quedamos viendo películas y comiendo una pizza vegetariana. Pasao a serie gringa pero es lo que hay.

Fue genial tener a La Familia reunida nuevamente. Consigliere, SottoCapos, y Lulú (es la única mujer a la que se le permite el acceso xD). En cierto sentido somos como "The GoodFellas", un grupo de cabrones que se conocieron, crecieron juntos y tienen asuntos en comun. Además de una que otra anecdota pandillesca y negocios ilegales (si oh). Pero en fin, fue genial vernos juntos, tener la foto del momento. Y poder reirnos de lo que una semana atrás era la tragedia más grande que nos había tocado. La sacamos barata hermano...

Pues bien, la vida vuelve a ser alegre, el sol sale por el horizonte y se oculta tras el océano, todo está bien. Genial. Pero hace unos días tuve un sueño jodidamente extraño. Casi premonitorio. En él, aparecía una persona que anduvo dando vueltas por mi cabeza durante un tiempo, pero aparecía diferente, incluso con otro color de pelo. Lo freak de todo es que me quedo dando vueltas el asunto, y trate de ver en qué andaba; jodidamente estaba igual a como la vi en el sueño (uuh! soy psíquico).

Aunque esa fue la parte "rara" por así decirlo, lo que vino después me trajo calma. No sé si habrá sido uno de esos sueños premonitorios, o si es simplemente una jugarreta mental de mi subconciente. Sea lo que sea, los fantasmas del pasado se desvanecen, entre tintes de rojo y gris.

Sigo esperando tu retorno. Y sigo dándole algo de Rock & Roll a mi vida. Y sobre todo, sigo aquí.

El otro día escuché esta canción mientras caminaba a tomar la micro para ir a Curauma. Y saben qué, me alegró el día

**Su toque con Bob el Constructor


Bitácora del Capitán: Junio 06, 2010. 22:39

sábado, 29 de mayo de 2010

Número XXXIV: Dedicado




Las Balas No Penetran Nuestra Amistad!
Pronto Estarás De Vuelta!
Te Amo Hermano!


Bitácora del Capitán: Mayo 29, 2010. 01:15

miércoles, 26 de mayo de 2010

Número XXXIII: 3 cm.


De un momento a otro, el mundo se viene encima.
Un telefonazo, una voz, y un flashback de los últimos 4 años de mi vida.
Mi mejor amigo, casi mi hermano... fueron 3 cm.

La noche no avisó, el karma atacó sin motivo, sin mediar, de sorpresa. Fueron 3 cm. los que salvaron a mi compadre... la diferencia fue de tres centímetros.

Mientras la voz casi apagada de mi mejor amiga, de hipo en hipo iba soltando los hechos, mi mente viajaba a mil por hora... las noches eternas en el parke, las cervezas mal habidas, el ron macheteao' y los cigarros que iban y venían. Las antiguas canciones en la desgastada banca de madera, mientras con un encendedor destapábamos una tras otra botella de Báltica; las tardes viciadas en el semáforo, antes de los tiempos, antes de ahora, antes que ser malabarista se pusiera de moda, cuando en una jornada caían fácil seis o siete lucas; las noches recorriendo Valpo, sus miradores, paseos, escaleras y escondites. Mil y una aventuras contadas en el 21 de Mayo, mil y una noches en el Bar La Aduana, mil y una tocatas.

Las imágenes dejan las calles, y se vuelven a los cerros, se alejan, se mueven. Campamento, Erica, Coinco, Punta de Piedra... Son muchas... son más de mil noches de juerga, aventura y hueveo. Mas de mil noches de parranda, bohemia y amistad.

La voz entrecortada de la flaca me devuelve a la realidad. Tres centímetros... La bala estuvo a tres centímetros del corazón... a tres centímetros de la arteria que pasa por el brazo. A tres centímetros del pulmón.

La diferencia la hacen tres centímetros!
Te amo hermano... Y recupérate pronto... para que las mil sean miles.



*Gracias, por que puedo cantar esta canción, y no Brindo una de Más


Bitácora del Capitán: Mayo 26, 2010. 21:08

domingo, 23 de mayo de 2010

Número XXXII: Weekend

Jueves

En medio de una búsqueda por algo para fumar, me puse a registrar mi pequeña cajita de los recuerdos. Lo reconozco, es una caja total y completamente gay, de color celeste incluso, y antes, cuando funcionaba, tenía un candado dorado. Totalmente gay.
Obviamente cuando la empecé a usar (en un principio como alcancía), la recubrí con cinta de embalaje café -no pretendía gastar huincha aisladora con esa huevada-, y la traté de enchular un poquito.

La dejé en el mismo lugar donde se encuentra hoy, más de 5 años después. La cajita dejó de ser alcancía hace rato (léase alcancía como artefacto con ranura para echar monedas y con cierto nivel de seguridad anti intrusos, aunque sean esas alcancías de las colectas), y hoy conserva las cosas que van significando algo para mí. La huevá sigue siendo gay, pero es lo que hay.

Así que, de guardar las monedas recogidas del macheteo, y posteriormente de los malabares, aumentó la diversidad de su contenido... Cartas, la colección de fotos de carné (quién no tiene una!), y otros objetos misceláneos que iban apareciendo (llaves de candados, alfileres de gancho, papeles, etc etc etc).

Seguía buscando, sacando cosas para ver si al menos había algo guardado, o suelto o roto o como fuera, pero nada. Llegado el momento de retornar todo a su sitio, y devolver la cajita a su lugar reservado entre la colección de cajas de cds y la botella con monedas, me vi con una carta en la mano, y sobre el escritorio, más cartas, más recuerdos, incluso un dibujo. Mi maldita curiosidad no pudo contenerse, y por su culpa quedé pagando el resto de la noche, pensando y repensando mil y una porquerías en mi cabeza.

Leí la carta. Antes de terminar de abrirla, ya sabía de qué se trataba. Un pedazo de papel manchado con tinta, una hoja de cuaderno, con la letra de mi ex, preguntándose y preguntándome algunas cosas, y más que nada, vaciando todo junto con la tinta. Recordé que fue en una noche clara, que hacía frío y que llegué a su casa después de que me cortara el teléfono... La leí, y me recordé a mí mismo hace un par de años.
Mis sueños, mis intereses, mi forma de ser y de buscar, mi yo de ese momento, y me dolió.

Fue fuerte ver al cabro chico que era antes, que no quería madurar, que no quería seguir creciendo. Era difícil ver entre esas líneas los recuerdos que me llegaban, no tanto de la relación que tenía, si no de quién era yo. Después de cerrarla, la dejé a un lado. No recordaba el mes, pero sí el año: 2008.

Después tomé otra carta. Esta estaba escrita en hoja roneo (la cafecita), y tenía uno que otro decorado con escarcha. Año 2007. Fechada el día de mi cumpleaños. Lo que había escrito variaba totalmente del contenido de la primera, era totalmente distinta. Otra persona escribía, otro era el personaje al que le estaban escribiendo, otro era el momento... Aunque sólo era un año de diferencia, era algo totalmente distinto. Esta vez eran los sentimientos de una niña enamorada, que en varios sentidos abría los ojos; y el que recibía, era un pendejo, con ganas de aparentar de todo ante un mundo algo dificil, contra el que sigue agarrándose pero de otra forma, un niño que no sabía de amor, de sentir, de amistad... era un huevón de mierda alcohólico mala tela pero buena leche.

La carta no me trajo lo mismo que su antecesora. Esta vez, a pesar de cómo terminó todo, fueron cosas tiernas, me hizo pensar no en mí, si no que en ella, una niña de ojos grandes, expresivos, que se abrían ante algo nuevo o una sorpresa. Sentí que ya hice las paces con ella, conmigo mismo y con el karma después de esa relación. Sentí que todo estaba bien.

La última, en el fondo, era la primera. Un día de enero del 2006, años atrás, antes de conocer a mi mejor amigo, antes de muchas cosas... La carta no tenía nombre, no tenía firma, pero estaba dedicada, con un dibujo incluso. Recuerdo haberla leído hace poco menos de dos años, sin recordar bien quién la había escrito. El tipo de letra me llamaban la atención, y gracias a eso pude recordar su remitente. Mi mejor amiga, al poco tiempo de habernos conocido. Era una carta muy linda, de un ave a la que ayudé y reparé su ala rota. No me recordó a la mujer que era ella en ese entonces, ni a mí mismo. Me hizo pensar en ella el día de hoy. Me hizo pensar en que ya iban más de dos semanas sin vernos, ni a mi compadre, que por esas casualidades del destino es su pololo, desde hace tres años.

Las puse en orden cronológico, y las volví a leer. Y me vi triste. Vi que personas habían depositado sus secretos, sus sentimientos en mi, y sentía que en parte los había defraudado, de distintas maneras. Como amigo tal vez, como pareja a veces, como ser humano incluso. Y me dolió. Y me jodí. El ron extremo (Ron c/Kem Xtreme) hacía efecto, y el reciente paso a semifinales de mi equipo no ayudaba en ese momento.

Le hablé a otro de los individuos que circulan en mi vida diaria, llámese Pablo Vanni, y me desahogué un rato (puta que suena maricona la wea, pero en fin), y hablamos. Y con esa ironía y humor negro que nos caracterizaba, trató de subirme el ánimo. No lo logró, pero me hizo pensar en otras cosas... y eso me alivió.

Viernes-Sábado

Aunque me jodió un poco el mate, esa noche era necesaria. Llevaba mucho tiempo sin uno de mis clásicos episodios depre que siempre me jodían la vida y empezaba a olvidar lo que se sentía. Pero esta vez fue mucho menor. Más suave. Mejor. Creo que poco a poco he ido entendiendome, y, gracias a la maldita sicología (la detesto pero la utilizo, y me resulta), voy aprendiendo cosas de mi, sacando trancas infantiles, y poco a poco, madurando, creciendo, mejorando.

Me vi a mi mismo unos cuantos años atrás, un par, y quién soy yo ahora. Y creo que no he equivocado el camino. No me arrepiento, según suelo decir aunque en el fondo sí quisiera poder hacer denuevo algunas cosas, pero son detalles; y puedo decir que he aprendido de casi toda experiencia. Me siento tranquilo, contento, y relajao.

Domingo

Mientras escribo, trato de pensar cómo podrían ser los mini relatos para el concurso Santiago en 100 Palabras. Ayer vi Memento y francamente me arrepiento el no haberla pescado antes (muy buena), y Los Infiltrados, la notable de Scorsese. Mientras comíamos alguna que otra chanchada (papas fritas, queques, jugo, mayonesa, etc), y después de pensar por enésima vez que mi rostro va a recordar por un mes lo comido este fin de semana, me relajé, enrollé un cigarro con tabaco de chocolate y papel de maíz, y sentado, tapado con un cobertor de plumas, en el sillón de mi compadre, y lo encendí. Soft, cool.

La pequeña crisis se fue, y quedó el cielo despejado, aun más que antes, esperando que el sol salga denuevo, sin caña ni lentes oscuros. Ya no hace falta...

*Por que sonó justo mientras terminaba de escribir, y no se me ocurre nada mejor

**Además, igual es motivante la canción.


Bitácora del Capitán: Mayo 24, 2010. 00:16

viernes, 21 de mayo de 2010

Número XXXI: 'Cause Maybe.




Nothing to say...
Even to write is a little bit useless.



Bitácora del Capitán: Mayo 21, 2010. 01:21

lunes, 17 de mayo de 2010

Director's Cut: Poca Cosa (Segunda Entrega)

(Lea la primera parte AQUI)

Estaba tirado en el pasto del campus. Echado. Recibiendo el sol en toda la cara, salvo los ojos, que siempre estaban protegidos o cubiertos por sus Ray-ban negros a lo Maverick aunque la Marce dijera que le quedaban horribles y que a él no le sentaba el papel de rudo-pero-tierno de Tom Cruise en Top Gun. Acostado sobre el césped, sintiendo cómo el efecto de la falopa iba abandonando su cuerpo poco a poco, reemplazada esta vez por el dulce y picante sabor del cogollo brasileño, conseguido por obra y gracia del Espíritu Santos, que se había fumado minutos antes en el estacionamiento, arriba del Suzuki Forsa que le había pasado el papá cuando pasó a segundo año de Ingeniería en la U. Los rayos del sol iban tostando sus brazos mientras las gotas de sudor corrían por su frente, deslizándose hasta el lóbulo de la oreja, y su camisa iba humedeciéndose cada vez más.

Con el volumen del mp3, obsequio del hermano para su último cumpleaños, no sintió que se acercaban dos personas, uno con polera roja, pantalón de mezclilla y zapatillas Vans además del ya clásico jockey negro para poder cubrir su piel de los rayos UV y la otra de pelo negro, largo y liso que le caía hasta la mitad de la espalda. Traía una polera de los Clash, jeans rajados en la rodilla a lo Kurt Cobain y zapatillas Converse rojas.
-Buena perro, estábamos preguntándonos dónde te habías metido
-¿Estábamos?-preguntó con tono sarcástico, sacándose el audífono de la oreja derecha. La voz que acababa de escuchar era familiar. Fernando Santos, el Espíritu. Le decían así por que era albino. Miró en la otra dirección para averiguar a quién más se refería con el “ábamos” pero la respuesta era obvia.
- Sí, estábamos buscándote – La voz de la Nacha retumbó en su cerebro, atacando el subconsciente que le hacía revivir ese carrete en el Quisco cuando de puro wired le pasó un huiro, se quedaron fumando mientras todo el mundo había ido a la playa y terminaron tirando en el sillón del living, dejándolo empapado y maloliente.- Na’ que ver lo que hiciste en Inglés. La profe quedó mirando con cara de atraso y todos los del curso empezaron a pelarte.
- Lo que haga o deje de hacer es asunto mío Kimosabe. Volvió a poner el auricular en su lugar y aumentó el volumen de la música. Estaba corriendo Wish you were Here de Pink Floyd, canción que irremediablemente le recordaba a su viejo, en esas tardes, arriba del Gran Vitara comiéndose kilómetros y kilómetros de carretera, viajando por Chile, recorriendo playas, pueblos y desiertos al ritmo de Roger Waters y el resto. Una vez él le habló de Sid Barreth y le dijo que era la verdadera esencia del grupo, el real bad ass que había electrizado al mundo, y en el que se había basado la película The Wall y a quien iba dedicada esa jodida canción que ahora volvía a escuchar. Obviamente no le entendió nada hasta que la vio, volado hasta los huesos en la casa del Becker, cuando el carrrete había muerto y los demás estaban tirando o vomitando en el baño o el patio de la casa. La canción estaba por terminar cuando la Nacha le pegó una suave patada en las piernas.
- Fuck off, todavía no termina.
- Fuck you, tenemos que entrar a clases. El pelao Falcon no perdona ni cinco minutos.
- Ni ahí con el viejo ese. El ramo lo paso igual, además, el huevón es amigo de mi papá. Por último una coima a fin de semestre y queda todo arreglado.
- No tienes remedio huevón. Vamos Feña. A la Nacha no le gustaba decirle Espíritu, le molestaba, decía que era un símbolo más de discriminación en contra de las personas diferentes, y que por cosas así habían matado a millones de judíos en la segunda guerra mundial. Él, ni ahí.
-Perro, ¿te queday conmigo? Nos vamos al auto a darle duro a la radio nueva, y nos fumamos el otro, mira que están power.
- Hoy no compa’. Estoy crítico en asistencia y no quiero echarme otro ramo, aparte el profe me tiene en el ojo hace rato.
- Desde que llegaste conmigo ultra high al examen oral en primero y le respondiste puras huevadas, si hasta le terminaste hablando en pro de la marihuana y lo mal que hacía la prohibición, jaja. Se rió con ganas pues recordaba bastante bien la cara del vanagloriado señor Falcon cuando salió de la sala y lo quedó mirando fijo. Claro, no le cachó los ojos rojos gracias a los anteojos, pero el cabrón dijo en voz alta “Esta conducta nunca la esperé de usted, señor Santos. Se nota que está siendo influenciado por ciertas personas, en esa última parte lo fulminó, como tratando de traspasar la barrera de los Ray-ban.
- Sí, desde entonces no me deja tranquilo. Miró al suelo y siguió a la Nacha, que ya iba entrando al edificio de concreto donde estaban las salas de clases, sin despedirse...

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Corte. Se Imprime: Mayo 17, 2010. 21:50

Número XXX: Yo...

Esta vez el panorama es diferente. Miro por la gran ventana que tengo a mi lado y el panorama es increible. Edificios, luces, algunas nubes perdidas y una montaña imponente. Escribo estas líneas desde mi refugio ocasional llamado Ñuñoa, en el depa de mi viejo en la Gran Manzana capitalina.

Digamos que, por un momento, las cosas van bien. Pensemos que en este punto la vida me sonríe, y yo le doy una sonrisa de vuelta. Han sido unos meses agitados. El terremoto presagió un marzo negro y un comienzo de año dificil, al menos para la mayoria de los mortales. Pero fue lo contrario. Fue diferente. Incluso, fue genial.

No me quiero burlar con esto de todos los que sufrieron la catástrofe, ni de quienes siguen sufriendo las consecuencias de una vivienda caida, de un familiar perdido, de un jefe de hogar que ya no está. Mis vibras y fuerzas para todos quienes de una u otra manera perdieron algo con los 8,8 grados.

Pero conmigo la suerte fue distinta. Desde antes de que empezara, ya lo habia sentido. Mientras a mi alrededor habia caos, yo estaba tranquilo. Algo en mi interior me decia que todo iba a estar bien, que era el momento justo. Que no habia que temer. Desde el segundo exacto en que la tierra dejo de sacudirse, entendi que la energia habia cambiado, que el poder liberado fue tal que esto era un "partir de cero".

Hoy, desde el balcon del cuarto piso del edificio, emplazado a metros de Irarrázabal, echado en el mismo lugar donde escribí "PentHouse", veo el mundo girar. Y yo giro estoy girando con él, pero en sentido contrario...


Un recuerdo de este viernes en La Sala. Una canción que apareció dentro del SoundTrack del que ya he hablado.



Bitácora del Capitán: Mayo 17, 2010. 00:03
-(Setimiento...)

viernes, 14 de mayo de 2010

Número XXIX: Esta es Mi Fiesta

Mientras las gotas caen y golpean mi ventana, me quedé mirando al pobre gato gris que se refugiaba bajo el árbol que está frente a mi casa, al otro lado de la calle. Un escolar del liceo dobló la esquina y se acercaba rápidamente pero sin correr, justo en dirección al minino. Salió corriendo el animal y subió al tejado damasco del vecino, y desapareció tras el enlatado mojado por la lluvia.

Spiders suena en los parlantes, tengo la puerta cerrada y nada que me impida dejarme llevar por la música, encender uno, respirar. Un palo santo, el invierno... Amo los días de lluvia. Salir y correr, empaparme, volver totalmente golpeado por las gotas que caen y caen. Iría al mar. Agarraría mi tabla y volvería a zambullirme, a adentrarme unos metros, unos cuantos más. Llegar donde nace la ola, buscarla y lanzarme... Quiero aprender a manejarme con la ola, pero por ahora me conformo con lo que se. Volvería a sacar mi tabla de body y me iría a Con con. Pero hoy no.

Where is my mind, versión de Brian Molco y compañía retumba y me recuerda lo que pasaba hace casi un año. Fight Club se transformó en mi Biblia durante un tiempo. Y en parte sigue siéndolo. Pero el yo de antes no es igual al yo de ahora. No hay resentimientos. Ya no tengo esa necesidad de salvar al mundo, o de gritar a todo pulmón, ni de demostrar cosas. Aunque aún existen cosas de ese entonces, digamos que es diferente.

Como dije en el escrito anterior, el reloj vuelve a hacer tic, vuelve a funcionar... Energía. Fuerza. Confianza. Y pasión por lo que estoy haciendo... por fin vuelvo al equilibrio.

Y uno que otro desmadre según la ocasión...


(Okupa, Segura y No Molesta!)


Bitácora del Capitán: Mayo 14, 2010. 15:26

Número XXVIII: Tic - tac

The Clock is ticking again...




"Now I'm breaking down your door..."

Bitácora del Capitán: Mayo 14, 2010. 01:29

jueves, 6 de mayo de 2010

Número XXVII: Sin Sentido

Se supone que en este momento debería estar estudiando, o leyendo... Pero la tinta coagulada está saliendo a borbotones, y no tengo intención de volver a dejarla estancada, mucho menos ahora que fluye libremente casi.

Espero esta sea la última vez que hable de ti en el blog. Aunque con los giros de la vida uno nunca debe decir nunca (no les suena a cliché?). Anyway, acá voy, nuevamente, a dar paso para que las palabras expliquen por mi lo que nunca he dicho, o no he sabido decir, o bien, nunca tuve las pelotas para hacerlo. (Uh que sonó apocalíptico eso!)

Bien. Acabo de borrar todo lo que llevaba escrito, solo por el echo de no estar seguro de decirlo. Soy un caso especial, deberían archivarme y mandarme al Hospital Psiquiátrico (llevo mi propia camisa).

Ayer, mientras terminaba y publicaba la entrada número XXVI, sonó por mis fonos una canción de Kravitz, y la cosa es que, según yo, hay que hacerle caso a la banda sonora de la vida... pero justo un minuto antes había sonado algo completamente diferente. Incluso, te mencioné la canción... Pero ahora Lenny se entrometía y plasmaba un "Stay away from me" que no cuadraba. O tal vez si.

Me quedé pensando, digiriendo un poco la canción, y por qué tal vez habrá sonado... Y motivado con algo de Hash, creo que he llegado a una respuesta, o decision. O tal vez una pregunta...


Sea como sea, la lluvia trajo limpieza, y renovación. Adoro la lluvia, en especial la primera del año. Esa que moja pero no moja, que rie, y que incluso invita a nadar. La temperatura no es baja, y el aire que corre es cálido, agradable.
Venía de vuelta de mi primer entrenamiento, trotando por la calle, con la lluvia callendo, y me dije que debía limpiar de una vez por todas eso que llamo esencia. Y, aunque no quiera, o no me guste admitirlo, eres una espina, que tiene un 50/50 de convertirse en rosa, o ser algo que debo sacarme de la cabeza. No lo malinterpretes, no es que deje de hablarte, ni que seas algo malo que debo sacarme de encima. No.

Pero, si quiero limpiarme en serio, debo botar todo, vomitar la energía, botar la rabia, y escribir la tinta que sale a raudales por las venas. Entremedio de todo estás tú. Nunca me he atrevido a interrumpir el equilibrio de las fuerzas, digamos que llegué a pensar que era parte de lo que debía pagar, por mis errores y fallas anteriores, y que debía aceptar mi destino, sin tentar a la suerte con jugar mi mano contra algo que no sé que pueda ser. Tu cara de poker me intriga, y me jode el no saber ni tener certeza de qué hay detrás de eso.


Ya te dije que te extrañaba, incluso lo publiqué.

Ahora la pregunta: ¿Estás ahí?


Bitácora del Capitán: Mayo 06, 2010. 02:24

miércoles, 5 de mayo de 2010

Número XXVI: SoundTrack 2.0

Una de las primeras entradas de este proyecto de blog (revisando vi que era la número 8), llevaba la misma palabra por título: Sound Track. Pero en ese entoces lo que escribí no tenía ninguna relación con lo que quiero plasmar hoy.

En esa instancia, mi mente viajaba en otro sentido, y el soundtrack al que me refería eran las antiguas canciones y bandas que acompañaron mis años mozos. (Para más info AQUÍ)

Luego de la aclaración sigo con la razón que me hizo escribir hoy. Wow, al parecer volví a escribir en serio, seguido. No tuve botado solamente al blog, si no a las letras en general, dejando de escribir por meses y meses. Curioso.

Nunca les ha pasado que, en un momento dado, que por alguna razón es especial para uno, justo suena una canción. Puede ser que uno mismo la tararea, o la canta en la cabeza o a viva voz; o bien la escuchas de alguna parte (una casa, un auto, un parlante o como sea), y es justamente una canción que va acorde a la situación. Es como si la vida pusiera su propio soundtrack autónomo e independiente, diferente con cada uno, que se presenta en momentos que uno no imaginaría. Y cada vez que ese soundtrack suena uno no puede hacer nada más que tomarle atención. Ya me ha pasado mil y una veces, y esas mil y una veces ha dicho algo especial.

Es raro, incluso retorcido, que la vida y su energía nos deparen sorpresas así, me trae a la memoria ciertos momentos que quedaron grabados en mi cabeza, como cuando en 3º medio mi mejor amiga, la que me ayudó a mantenerme cuerdo en esa cagá de colegio, y que de paso quería secretamente, me dijo que no quería volver a verme, a hablarme, a saber nada de mí. Sí, es melodramático y todo, pero no deja de ser cierto. Y bueno, en ese momento el tiempo se detuvo, y la cosa se jodió... En mi cabeza empezó a sonar Solo Vivir de Skalariak, mientras yo me alejaba después de haberla mandado a la mierda y haberle dicho que si no me quería cerca me iría a Santiago con mi viejo (estaba tan harto de Valpo ese tiempo que feliz me hubiera ido a terminar la media allá). Voy bajando las escaleras del tercer piso, y en mi mente se repetía una y otra vez el "Quiero vivir mi vida, por fin sin ti seré muy feliz..." El cómo terminó la historia lo dejaré para otra ocasión, cuando hable de ella.

Recuerdo también el día en que, en la oscuridad de la noche, sentado a la ventana en un bus, me dirijía a este puerto, para quedarme definitivamente. Creo que fue el primer día de marzo. Alcancé a despedirme de mis mejores amigos, aunque quedaron algunos que no pude ver... y partí, sin nada claro, salvo que volvería a vivir con mi viejo después de años de separación, volvería a estar bajo sus normas, y volvería a tener problemas con él, a discutir, etc... Mientras pensaba en todo eso, en mis audífonos sonó Lejos Estoy de Dos Minutos, mientras me alejaba kilómetro a kilómetro de mi condominio, mis amigos, mi colegio, mi vida. Mis 14 años se iban a la mierda al llegar a esta ciudad hostil y diferente, y la música me jodía más. Pero en una parte de la canción dice "Pero pronto nena yo regresare, Y celebraremos estar juntos otra vez..." Sí, algún día tendría que volver, de visita o a vivir, pero volvería... La vida volvía a atacar con la canción justa.

Cuando pasa eso, no hay palabras, no hace falta agregar nada, la música lo dice todo. La vida tiene su propio SoundTrack, solo hay que escuchar de verdad. Cuando terminé con mi ex también escuchaba una canción varias veces... cuando las cosas estaban mal con la Claudia (la mina de Santiago con la que anduve un rato), justo salió Mike Bailey con su versión de "Wild World" en Skins, y así un suma y sigue. Obviamente no todo es tragedia. Recuerdo muy bien mi último día de clases en el colegio, cuando iba en la micro en la mañana, y en la Rock & Pop sonó Welcome to the Jungle, como diciendo que ahora se venía la selva, y que me preparase para ello.

Bien, hoy la vida volvió a hacer de las suyas al meterse en mi sistema auditivo con una canción, y más específicamente el coro de una, mientras hablaba virtualmente gracias al invento que Bill Gates compró a bajo precio a algún genio tecnológico, y lo transformó en el Msn. Estaba chateando con una persona que, para mí, es muy especial, y que de verdad quisiera conocer más a fondo, pero por las circunstancias y por mis miedos o aprehensiones, no he jugado ninguna carta con ella. La cosa es que hablábamos, no recuerdo muy bien de qué, yo tenía puestos los audífonos y estaba corriendo el Foobar, tal como en este momento, y apenas abro la ventana para responder algo que me escribió (no, no voy a transcribir la conversación...mejor suerte para la próxima), sonó algo de Incubus.

Alguna vez me pregunté qué tan lejos podría ser capaz de abrir mi alma, mi mente, mi YO, en este blog, este medio tan vacío, tan lejano y plástico, pero que a la vez permite tanto ("el papel aguanta mucho", y este es el papel de hoy en día). Pues bien, creo que hasta acá llegaré por hoy, por ahora, por hablar de esto, de ella... De todos modos, estoy seguro que se dará cuenta...



La vida tiene su propia Banda Sonora para cada uno de nosotros...


Bitácora del Capitán: Mayo 05, 2010. 00:14



martes, 4 de mayo de 2010

Director's Cut: Poca Cosa (Primera Entrega)

Frente al espejo, su rostro totalmente distorsionado le traía a la memoria el recuerdo de años anteriores; ese momento previo a los dieciocho donde era vivir el día a día, entre el colegio y los carretes diarios. Peleas, drogas, sexo casual y salvaje, “volás de pendejo”, pensó mirándose en el espejo. Estaba demacrado, demasiado cansado, demasiado hecho mierda, too high. El viaje iba en retirada, dejándole ese sentimiento de malestar típico que precede a la pálida.

Sacó el origami del bolsillo derecho del pantalón café, a lo Vin Diesel en XXX, y entró a uno de los cubículos individuales. Pase escolar, un billete de esos nuevos y el mini espejo de bolsillo que obtuvo del cosmetiquero de su vieja hace unas semanas. Vertió un poco del polvo blanco, guardado sacramente en el origami, en el pequeño cuadrado que reflejaba su mirada distraída, con la tarjeta plástica de color naranjo armó dos líneas, dos montoncitos de coca esperando ser absorbidos por su desgastado organismo. Hizo un tubo con Doña Gabriela con liposucción y cirugía, y aspiró. El malestar desapareció casi al instante, siendo reemplazado por el amargo sabor y la inmediata anestesia corporal.

El reloj en su mano izquierda indicaba las 08:42. Se limpió la nariz y raspó el resto que quedaba aún en el espejo. Sacó un cigarro y lamiendo el filtro lo pasó a través de la superficie. Movimiento típico del falopero algo experimentado. Guardó el pucho en la cigarrera y se miró en el cuadradito, para comprobar si no quedaban residuos de su reciente incursión psicoactiva, y en el fondo, para comprobar si era realmente él el que estaba al otro lado. Salió del baño, deambulando como inerte por el pasillo. “Aún no toca fuerte” pensó. Pasó sin mirar por la pequeña ventana inserta en las puertas de las aulas, subió las escaleras y llegó al tercer piso del aulario. Enfiló hacia el ala contraria al casino y buscó el número 305.
(Continuará...)
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Corte. Se Imprime: Mayo 04, 2010. 00:42

lunes, 3 de mayo de 2010

XXV: Mate Pastor.

No sé qué me dio, pero de un momento a otro tuve la necesidad imperiosa de salir a la calle. Bajar caminando por el paseo del mirador, pasar por fuera de la mega mole comercial que se instaló en una de las laderas de mi querido cerro, y llegar al plan. Llevaba varios días en cama, sin contar anoche, y estaba algo estresado. Tenía que salir, tenía que escapar... pero de qué, y a dónde...

No tenía claro nada salvo la imperiosa necesidad de salir y respirar. Agarré mi mochila y partí sin rumbo fijo, sin celular, sin hora de retorno. Simplemente partí a caminar. Llegué a las puertas de La Polar, mientras me percataba de mi entorno: una ciudad bulliciosa, un mar de gente, un vaivén de bolsas con mercadería, pasajeros en espera del transporte que los llevaría a la "seguridad" de sus hogares, trabajadores saliendo de una pesada jornada laboral, micreros, colectiveros, etc. La tarde estaba llegando a su fin y todo este universo seguía invadiendo el espacio que en ese momento quería para mi.

Caminé por la Av. Argentina en dirección al Congreso. Al poco andar fue tanta la bulla, la indiferencia, la carga que había en esas caras que pasaban a mi lado, de cansancio, frío y hastiamiento, que estuve a punto de ceder y tomar el camino que siempre tomo cuando busco una salida. Pense que tal vez el muelle volvería a cobijarme y el sonido de las olas en su eterno movimiento de ir y venir calmaría esa angustia que tenía, que aún seguía sin entender a qué se debía. Tenía que salir, y lo hice, pero para qué, qué estaba buscando... Me angustié aun mas, pero recorde el paraje que me esperaba, y era algo que ya conocía. El Plan B era Brasil, las palmeras, estatuas y el bandejón central de arena y pasto, el mismo que recorro cada vez que salgo en busca de la noche, de una aventura, de algo que sé que está ahí. Rutina, en otras palabras, la misma calle, el mismo paisaje, las mismas putas escusas y las mismas explicaciones. No, no era eso. Esta vez quise algo mas, algo diferente.

Y seguí, a pesar del ruido, del mundo y de todo lo que el sentido común me decía que encontraría en ese camino. Seguí... Iba frente al congreso cuando noté unas luces y carpas en la plaza Ohiggins. Al menos algo había de diferente, de novedoso. A pesar de ser una feria que poco tenía para ofrecerme en ese momento. Caminé un poco más y me detuve a ver los títulos en el lomo de los montones de libros contenidos en una caja, de uno de los puestos en la feria de antiguedades.

Irónicamente el que más me llamó la atención era la Distopía ofrecida en el "Mundo Feliz" de Aldous Huxley. Se me vino a la cabeza la típica autopromoción del canal TNT "pasa en las películas, pasa en la vida real, pasa en TNT". Me reí un poco y pregunté el valor. Dado que no contaba con dos lucas (igual pensando en el libro es una ganga), seguí buscando a ver si tenía suerte en algún hallazgo (en la feria de las pulgas conseguí a Luca "Tinta Roja" de Fuguet la semana antepasada). Y entre libros viejos, rotos y algunos sacados (casi seguro que inescrupulosamente) de colecciones de colegios y hogares de niñas, encontré un Juan Salvador Gaviota a muy mal traer. Sin tapas duras, y de una encuadernación pobre, pregunté nuevamente por el valor, y aquí me di cuenta de que el viejo que atendía ese puesto es un total concha de su madre, sin aprecio ni interés por los libros, ni por ayudar a esparcir la cultura. Dos lucas un libro en ese estado, y que para más remate decía el nombre del dueño, su establecimiento e incluso un tierno "1º D".

Hay personas sin escrúpulos en este mundo, lo entiendo, lo reconozco y me da rabia, pero ser tan cabrón como para tener esos libros, en ese estado, y cobrar las mismas dos lucas... Me indigné con el hombre y seguí mi marcha, sin nada en qué pensar, ni nada que hacer. Me rehusé a volver derrotado a mi casa, sin haber encontrado la razón que me hizo el salir tan desesperadamente de ahí. Caminé, mirando mi entorno, y fijé la vista en las mesas del club de brisca de la plaza. Vez que paso por ahí me da rabia el pensar que, años atrás cuando venía con mi viejo a la ciudad y paseabamos por ahí, la mitad de las mesas eran de los ajedrecistas, y yo disfrutaba tardes enteras sentado, viendo, observando, aprendiendo de las jugadas de verdaderos maestros. Amaba ir a jugar ajedrez a la plaza, y vez que pasaba por ahí me detenía a mirar una o dos partidas, lléndome luego feliz a continuar el viaje por las calles del plan.

Busqué casi sin esperanza que hubiera al menos una mesa con piezas y dos sujetos sentados, enfrascados en una contienda de concentración y razonamiento, y cuál fue mi sorpresa al encontrar unos cuantos aventureros que debatían la victoria de sus respectivos reinos, algunos de color, otros en blanco nácar. Me acerqué y me puse a mirar... Jaque, alfil por torre, peon 6c, dama por caballo (jaque), rey f8, alfil por e7 y Jaque Mate. Increíble. Recordé mis tardes de pendejo en el taller de Ajedrez del "Pingüino" en el Simón Bolívar, los torneos de ajedrez en la municipalidad, y las partidas en el condominio con el Bolivia, su viejo, el Osvaldo, y tantas cosas... hace años que dejé de jugar, pero tengo aun los recuerdos del juego que me enseñó mi papá cuando tenía cuatro o cinco años, allá en el departamento de Victoria Subercaseaux, en Santiago centro.

Un tipo canoso, entrado en los sesenta, preguntó a otro algo más joven si quería jugar. Ante la negativa de éste me atreví y dije "yo juego, si tiene piezas". Nos sentamos unas mesas más allá, con algo más de luz y dimos inicio al primer juego. Mientras acomodábamos las piezas le advertí que no se extrañe si me gana fácilmente, estoy demasiado fuera de práctica en el circuito. Y comenzamos. Peón, caballos, enroque corto. Entre jugada y jugada, el hombre canoso me explicaba algunas reglas que yo ya sabía, no por dármelas de arrogante, si no por que pasé horas y horas durante mi educación básica y media metido en excitantes partidos con compañeros y profesores. Qué grandes recuerdos de los partidos con el "Tío Victor", el que atendía el quiosco del colegio, a la hora de almuerzo. En ese entonces yo estaba en mi mejor juego y llegaba a ser arrogante, entregando damas, haciendo jugads magistrales y de vez en cuando humillando a mis oponentes.

En esta ocación estaba casi seguro que el humillado sería yo, pero no me sentí menos ni nada de eso. Mientras seguía el juego el hombre saca una cajetilla de cigarros y me ofrece uno. Cortézmente acepté y, entre fumada y jugada, me dispuse a saber algo más de mi contrincante. Tenía 66 años, no recuerdo el nombre (soy pésimo en eso, siempre se me olvidan), y supe que se dedicaba a la rentas. La partida continuó hasta lo que fue el primer jaque mate. Pero no me sentí derrotado. Animado quise más y le propuse una segunda. Cambiamos de color de fichas y empezó el segundo juego. La rutina del peón, caballo, alfil, enroque, etc etc etc. Nuevamente me vi encerrado y en un jaque mate. 2-0, pero no importa. Seguimos. Tercer encuentro, tercera derrota.

A medida que los juegos transcurrían, volvían a mi los viejos conocimientos que creí olvidados en parte, y a cada jugada la cosa se le complicaba a mi contrincante, que sorprendido, iba diciendo "te falta training, solo eso... en un tiempo más de seguro me vas a ganar". Me reí y le dije que era posible, pero no aseguraba nada. Además, mientras más juegos, más público había a nuestro alrededor, llegando a haber entre 4 y 5 observadores cuando comenzamos la cuarta partida.

En lo que, pretendí, fuera mi último partido, por fin logré el Jaque mate a mi favor. Me llegué a sentir triste, algo consternado por haberle ganado al personaje que estaba frente a mi, que a medida que los encuentros seguían iba preguntándome si entendía lo que era el "peón al paso", la manera de enrocar, etc; todas reglas que ya conocía gracias a la útil enseñanza que obtuve de parte del inspector de la escuela donde terminé mis enseñanza básica y el taller de ajedrez al que le debo tanto. Felicitaciones a mi oponente, estrechando la mano de los que vieron el mate, otro personaje se interesó en jugar conmigo. Y bueno, seguí sentado en la, algo incómoda, silla de madera y fierro adherida a la mesa, mientras otro personaje entraba a la contienda. Si bien perdí, el juego fue interesante, al nivel de quedar yo con el rey, y hacerle perder 3 peones y un alfil. Aunque me superaron las dos torres y el rey oponente.

Mientra nosotros jugábamos, había un grupo de indeseables que estaba gritando y echando garabatos y molestando el ambiente. No digo ser puritano, pero es una lata el estar rodeado de eso cuando estás en un juego mental tan apasionante como el ajedrez. Entre eso escuché a mi anterior oponente decir "están marihuaneados", para referirse al grupete de ebrios que rompía la armonía del lugar. Si bien no me enojé, me molestó un poco la facilidad con la que las personas le echan la culpa al cannabis cuando ven algo desagradable. Ni siquiera dijo "estan tomando", no, directo a la ganjah. Y bueno, le comenté que he fumado, y que conozco bien las propiedades y efectos de la llamada droga, y lo que se veía en ese grupo (gritos, peleas, discusiones y verborrea flyte ininteligible) era obvio que no lo provocaba la planta, sin tratamientos ni químicos.

Y fruto de mi aclaración, nos metimos en una conversación acerca de los usos terapéuticos del cannabis, y ejemplifiqué otras drogas que se utilizaron hasta la demonización de los psicotrópicos, culpa de la sociedad de bienestar gringa y sus malditas concepciones morales. Desde el Laudano (hasta el día de hoy no se encuentra mejor cura para la rinitis alérgica, reumatismos y otros dolores), entre otros.

Escuchaba atento el hombre que tenía frente a mí, que para mi sorpresa era Egresado de Derecho de la Universidad de Chile, y el debate se extendió y hablamos de drogas, ecologismo, naturaleza, el sistema, y lo que cada uno de los presentes pensaba. Hombres de edad avanzada (60, 70), compartiendo con un veinteañero jugador de ajedrez y estudiante de periodismo (entre otras cosas), y fue en este nutrido debate, cuando el hombre canoso de 66 años, rentista, que me había ofrecido amablemente cigarrillos, dijo que tenía una loca teoría, un ideal, que se trataba de la Eliminación del Dinero. Tal cual, Abolir el uso de la moneda dura. Un hombre de 66 años, que su trabajo se basa en eso, quiere como sueño, eliminar el dinero, y volver a una sociedad de trueques e intercambios. Y me sentí en casa.

Al principio me sentí algo incómodo al hablarle a hombres de criterio formado sobre los usos de la cannabis, pero ahora entendí que no estaba en un lugar extraño, que hablábamos en la misma sintonía, con matices diferentes de un mismo sueño. Les dije que soy anarquista, que creo que deberíamos volver a los tiempos del hombre nómade, y les expliqué mis razones. El partido de ajedrez pasó a segunda y tercera prioridad, mientras nosotros debatíamos sobre el dinero, el sistema, el poder y cómo el mundo hoy esta "patas arriba". Y fui feliz. No creí que encontraría hombres de edad avanzada convencidos de los vicios del sistema, y con las ganas y la convicción de que hay que cambiarlo, que debemos evitar que el horror siga, que debemos generar un cambio de mentalidad, una nueva educación, donde el otro no sea tu enemigo, no es competencia, si no un mutualismo y cooperativismo en el cual crezcamos todos, para volver a hacer un Mundo Feliz, pero de verdad.

La temperatura estaba bajando cada vez más, y el frío hacía el debate algo tedioso, pero las palabras finales fueron tan geniales que no pude más que sorprenderme, y me atreví a dar el cierre, tal vez como el nuevo elemento, tal vez como la generación a quien le toca lograr el cambio, y dije que nada va a cambiar mientras no logremos una verdadera eduación, una nueva cultura, algo nuevo. Y me excusé, diciendo que debía levantarme temprano. Me fui con una gran sonrisa en mi cara, feliz.

Encontré lo que había ido a buscar, encontré lo que me hizo salir de mi casa. Encontré compañeros de armas en una lucha contra el mundo, contra el sistema y contra el reloj. No nos queda tiempo, y me dio pena ver que aquellos soñadores habían vivido más de la mitad de sus vidas, y no les quedaba mucho tiempo (aunque espero sean unos largos y prósperos años, francamente espero que así sea). Y me vi en el deber de hacer el cambio, de seguir adelante. Encontré una razón más para creer que no estoy equivocado, que las cosas están mal y que debemos hacer algo.

Llegué a mi casa y me senté frente al computador, y me puse a escribir. No existe una manera mejor de terminar una semana.

Bitácora del Capitán: Mayo 03, 2010. 00:35

miércoles, 28 de abril de 2010

Número XXIV: I'm Back

Estoy muriendo... bueno, no muriendo, pero me siento mal. Esto de estar resfriado es jodido saben. Especialmente cuando estás en pleno período de pruebas y trabajos, informes, ensayos y cuanta huevada encuentren los profes para hacerte cagar la psiquis durante tu vida universitaria.

Después de unos meses de sequía creativa creo haber vuelto en una seudo "Gloria y Majestad", si es que la Gloria se refiere a escribir un mísero cuento de menos de cuatro carillas después de una sesión angustiada de Hash y neuronas molidas por la jornada de mierda, y la majestad cuando raspas lo último de tu pipa, toda lo acumulado en estos meses de fumeta para crear una pequeña bolita compacta de resina que luego se quema en otra pipa más ad hok. Bueno, lo importante es que volví, eso creo.

Luego de meditarlo un rato me di cuenta de la paja que significa escribir un cuento cada diez publicaciones "normales", así que disminuiré el régimen. Espero así obtener más Grupies (sí, tengo mi dosis de ego), y a la vez no dejar tan botella este pequeño espacio que me sirve de terapia y ventana para mostrar mi prosa de mierda.

Para entregas futuras hable con mi representante.
- Hablemos de libertad de prensa...
- Mejor cállate.

Bitácora del Capitán: Abril 28, 2010. 19:00 hrs
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Buscando enfermera momentáneamente



**No me odien, mi cerebro empastillado y frito está en automático

martes, 6 de abril de 2010

Número XXIII: April Fools

Es jodido. Realmente jodido. Y no se que hacer al respecto.
No lo se, me siento algo frustrado. Es que, vez que intento algo, por alguna razon me sale el tiro por la culata. Por ejemplo, cuando empece en el KickBoxing, al mes me fracture la mano y no pude continuar. Años atrás, también en las artes marciales, pero esta vez en Capoeira, estaba a punto de recibir la "corda" cuando mi viejo decidió no seguir mandándome, jodiendo mi entrenamiento y de paso mi idea de ser un Sensala.
La ultima fue simplemente genial, y la peor de todas, y la que me tiene mas jodido que nada en este mundo. Estaba entrenando, volviendo a hacer Parkour, jugando futbol en la U y cuidando mi cuerpo, cultivándolo. Pero un viernes de mierda pise mal un peldaño de la escalera en Lusitania, la casita de chocolate, y me fui a la mierda.

Esguince grado dos, yeso, casi un mes en cama, y un par para poder volver a caminar. Y aun no me recupero del todo. No puedo hacer fuerza como antes, no puedo saltar como antes, ni correr, ni menos jugar a la pelota o subir un cerro. Como cada cosa en mi vida, me saboteo o me sabotean, pero siempre tengo que joderme.

Ahora estoy en otro proyecto. Un portal con noticias de musica, arte, cine, con infos. del extranjero, nacionales y regionales. Es algo nuevo, algo dificil, algo que tal vez no llegue a buen puerto, pero mientras pueda me encargaré de que salga a flote. Pero estoy cansado. Cansado de ver que mis sueños se jodan. Si, muchos dirán que he hecho casi todo lo que he querido. Pero desde hace un buen rato, en cada proyecto en el que me embarco, termina todo mal, todo jodido.

Mientras mi mejor amigo debia estar aplicándose el Kambó, remedio ancestral de los indios Katukinos del amazonas, yo estaba en mi casa, intentando atar cabos sueltos. Qué será que hace que cada vez que inicio algo lo dejo botado o termina jodiendose? Me gustaría ser mas constante. Incluso con este blog, que me sorprende que no lo haya abandonado, aunque a veces pareciera que así es.

La verdad? Tengo miedo. Miedo a que no resulte, miedo a que no pase nada, miedo a que se hunda como todo lo que intento. Pero más allá, tengo miedo a quedarme a un lado, y que el mundo pase frente a mis ojos, y después sea el invitado incómodo de las fiestas y reuniones o del caso aparte del que no se habla. No tengo idea de por qué estoy diciendo esto, ni mucho menos escribiéndolo, pero creo que así debe ser. Un amigo me dijo que era mejor hacer las cosas apenas se conciben o se tienen en mente, y no dejar pasar un tiempo, por que mientras mas tiempo pase, más se medite el asunto, más se aleja de la vida que se le dio, y termina siendo un Frankenstein, con partes de todo menos corazón y Vida, lo más importante. Termina siendo un fracaso más.

Por eso también me fui en la volá con Semana Squalida, por eso apenas lo sentí, lo creé, y digamos que es otro de mis hijos, el más reciente, pero el que espero, llegue más lejos de los que he creado hasta ahora.

No lo se, odio ponerme medio sentimentaloide, pero es como, momento de reflexión y eso. Tengo 22 años (joder estoy viejo), y quiero lograr cosas. Quiero ser buzo, y tener algún cinturon en algun arte marcial, y lograr hacer un buen cortometraje, y escribir una novela, y mil cosas más... pero para lograrlo, debo ir paso a paso, y eso es lo que me jode de todo. No me gustan las cosas cuando hay que esperar, la paciencia nunca ha sido uno de mis dones aunque ultimamente he logrado entrenarla. Espero lograr este paso a paso, y lograrlo en serio. Quiero. Puedo.

Cual fue el objetivo de esto? Creo que poner en orden mi cabeza, y recordarme a mí mismo que ya he logrado algunas cosas, que puedo esperar, que puedo lograr lo que me propongo si le dedico el tiempo, y entre otras cosas, para encararme a mi mismo lo que muchas veces he hecho, y francamente no quiero volver a hacer

Bitácora del Capitán: Abril 06, 2010. 00:04

domingo, 21 de marzo de 2010

Número XXII: Nü Metal

Es raro... Hasta hace un tiempo, venían períodos en que intentaba "volver a mis raíces", como llamando a esa energía que me llenaba el cuerpo, que hinchaba mis pulmones, y me movía de manera frenética entre círculos de personas, con la misma energía mía. Y me sentada horas y horas a escuchar el primer cassette que tuve en mis manos (gracias a la tecnología de la web, en la comodidad de mi pc), y me perdia en recuerdos, en momentos de jolgorio y noches eternas, de amistades, disgustos y otros...

Hoy, estoy en otro de esos escenarios, y sin siquiera haberlo intentado ni hecho concientemente... Fue gracias a mi pega. Escuchando una canción de un grupo que creía extinto, del que entendí que no sabía prácticamente nada. System of a Down me acompañó con Spiders y Old School Hollywood, y luego de que mi hermano me dijera que eran de origen serbio, me puse a investigar. Resultaron Armenios, y mi pase para recordar todo lo que fue esa época en mi.

Séptimo básico. Limp Bizkit en mi personal, un Chocolate Star Fish mal pirateado, pero eran Borland, Fred y Dj Lethal. My Generation, Hot Dog (Fuck up), Full Nelson, etc. Y antes, escuchando el Significant Other en la casa de mi abuela (mi actual residencia).

Volver a sonar en mis parlantes a P.o.D, y enterarme que eran cristianos, volver a escuchar System, Papa Roach, Limp. Hasta Korn anda dando vueltas en la lista de reproducción. Recuerdo que un querido amigo, con el cual el tiempo y la vida nos distanció, me regaló el Issues, original. Eran los albores de mi revolución personal, pasados en baja definición en el Wz o lo que era MTV. Molotov sonaba, y hasta a los viejos les movía el Gimme tha Power. Limp era mío. Era prohibido casi. Fuerte, agresor, gringo y echando puteadas. Incluso en el video se lo llevaban en cana.

Todos querían ser Fred Durst luego, con las chicas Bizkit bailando atrás. Era genial.


Hoy, 10 años después, es extraño. La energía no es la misma, antes era el sentido de cabro chico con juguete nuevo. Ahora, con mi madurez mental, conciente de los problemas en el mundo, lo jodido que es el sistema y todo, entiendo por qué me atraían en ese entonces. Revivo las letras que aprendía de oido, escuchando. Y me traen tantos recuerdos... Rock&Pop, ese año en que webiamos hasta el cansancio allá, si hasta zapatillas y cartas WWF gané. Pero sobre todo, la experiencia, y la música. Desde ya me gustaba Attaque, pero no era mi bandera de lucha. Recuerdo luego, el aniversario 2001 de la radio, con ese CD doble con música anglo y música nacional. Obvio, el anglo sonaba mil veces mejor, y me mataba mucho más, aunque conocí grandes bandas gracias al chileno.

Mirando atrás, veo el tiempo pasado, el camino recorrido, con sus sendas derechas y grandes caminos, y también con sus torcidos senderos dentro de ese bosque oscuro que todos llevamos dentro, y saben que... me gusta. Sí, he cometido errores, como todos me he equivocado. Pero en su gran parte, he alcanzado grandes montes, he escalado montañas que creía infranqueables, y me he dejado llevar por los ríos y sus rápidos. Todo, en estos 21 años de vida.

Estoy ad portas de un nuevo año, y es extraño. El terremoto apretó un switch en mí, activó una parte que estaba oculta. O que se desarrollaba poco a poco. Ahora, mirando hacia adelante, me paro sin temor, sin miedo ni para' al choque. Pero no sin precauciones, la vida no me va a sorprender con los brazos abajo nuevamente.
Quedan poco menos de 48 horas para que sea el día, y sinceramente, estoy listo.

Lo mejor que les puedo decir, es que los que ponen las barreras son ustedes mismos. Y no se acostumbren a las interpelaciones directas.

Bitácora del Capitán: Marzo 21, 2010. 04:19

viernes, 12 de febrero de 2010

Número XXI: Volviendo a Escribir...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche...
Escribir por ejemplo, que Neruda yace inerte a los pies de su estatua,
y que su monumento se deshace en ruinas de polvo y cal.

Puedo escribir los versos más despreciables esta noche,
la poesía ha muerto, pensar que alguna vez existió, dicen por ahí.
Un golpe de martillo retumba en mi cabeza malpensante, mientras un hilillo de agua recorre desde mi sucio pelo hasta más abajo de la barbilla.

La indecencia de lo cotidiano malversa de tal modo la situación
que la vida pasa a ser un capítulo dentro de la colección del Especialista,
al tiempo que mujeres con sorna y vozarrón deambulan por las callejas de lo terreno.
Los sonetos de la muerte muertos han de estar, y las coplas dedicadas al padre, muerto también, serán motivo de fino comentario en las mesas de alcurnia.

El hilillo de agua sigue su desenfrenada carrera y la pista es mi rostro, y ahora mi camisa y abdomen.
La inmundicia del lugar aleja aun más a los forajidos nocturnos,
sindicados como los grandes criminales de la historia de hoy.
La caravana se detiene, y yo veo de reojo el momento exacto en que un beso delator funde dos historias, entre muerte y desconcierto.
Un minuto de silencio por el alma caída en las alas de la dama blanca, y otra nariz disecada se abrirá paso por entre el tumulto de lucífugos que van rondando mi actual domicilio.

La poesía ha muerto, y la mató el mismo poeta, la mató el premio y el nobel.
Ver morir a la poesía no significa de modo alguno que mueren poetas y poetizas,
laudes y cordios amperan el ambiente, mientras la Pascuala sigue en su trance onírico.
Ver morir a la poesía, significa no creer en ella, y no quererla a ella.
Gabriela juega descalza mientras la vida torna 20 poemas en canto helénico, y en últimas notas de marcha fúnebre.

Vi pasar el carro, ví pasar la multitud, enmascarada, icónica, no viva.
Vi pasar el ataúd, pero no su cuerpo. Pensar que la tuve, y pensar que no pensaba.
Pensar que cada letra queda grabada a fuego en las cadenas auríferas de lo infinito.
El hilillo de agua sigue cayendo, sin fin ni demora, por mi cabeza, mi cuerpo, mi ropa.
Y el agua no es agua ya, es un perro que se aleja luego de marcar territorio en el lugar donde estaba yo echado.
La poesía ha muerto, porque nada de bello tiene en lo cotidiano de la vida normal, colapsada de transantiagos, mervales, politicuchos y famosillos, escaleras y pasarelas.
Los puentes de madisson se transforman en autopistas viales, y un reconocimiento olvidado al vagabundo que deambula la ciudad en busca del canto perdido.
Esto no es poesía.


Bitácora del Capitán: Febrero 12, 2010. 21:53