miércoles, 26 de mayo de 2010

Número XXXIII: 3 cm.


De un momento a otro, el mundo se viene encima.
Un telefonazo, una voz, y un flashback de los últimos 4 años de mi vida.
Mi mejor amigo, casi mi hermano... fueron 3 cm.

La noche no avisó, el karma atacó sin motivo, sin mediar, de sorpresa. Fueron 3 cm. los que salvaron a mi compadre... la diferencia fue de tres centímetros.

Mientras la voz casi apagada de mi mejor amiga, de hipo en hipo iba soltando los hechos, mi mente viajaba a mil por hora... las noches eternas en el parke, las cervezas mal habidas, el ron macheteao' y los cigarros que iban y venían. Las antiguas canciones en la desgastada banca de madera, mientras con un encendedor destapábamos una tras otra botella de Báltica; las tardes viciadas en el semáforo, antes de los tiempos, antes de ahora, antes que ser malabarista se pusiera de moda, cuando en una jornada caían fácil seis o siete lucas; las noches recorriendo Valpo, sus miradores, paseos, escaleras y escondites. Mil y una aventuras contadas en el 21 de Mayo, mil y una noches en el Bar La Aduana, mil y una tocatas.

Las imágenes dejan las calles, y se vuelven a los cerros, se alejan, se mueven. Campamento, Erica, Coinco, Punta de Piedra... Son muchas... son más de mil noches de juerga, aventura y hueveo. Mas de mil noches de parranda, bohemia y amistad.

La voz entrecortada de la flaca me devuelve a la realidad. Tres centímetros... La bala estuvo a tres centímetros del corazón... a tres centímetros de la arteria que pasa por el brazo. A tres centímetros del pulmón.

La diferencia la hacen tres centímetros!
Te amo hermano... Y recupérate pronto... para que las mil sean miles.



*Gracias, por que puedo cantar esta canción, y no Brindo una de Más


Bitácora del Capitán: Mayo 26, 2010. 21:08

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