viernes, 14 de mayo de 2010

Número XXIX: Esta es Mi Fiesta

Mientras las gotas caen y golpean mi ventana, me quedé mirando al pobre gato gris que se refugiaba bajo el árbol que está frente a mi casa, al otro lado de la calle. Un escolar del liceo dobló la esquina y se acercaba rápidamente pero sin correr, justo en dirección al minino. Salió corriendo el animal y subió al tejado damasco del vecino, y desapareció tras el enlatado mojado por la lluvia.

Spiders suena en los parlantes, tengo la puerta cerrada y nada que me impida dejarme llevar por la música, encender uno, respirar. Un palo santo, el invierno... Amo los días de lluvia. Salir y correr, empaparme, volver totalmente golpeado por las gotas que caen y caen. Iría al mar. Agarraría mi tabla y volvería a zambullirme, a adentrarme unos metros, unos cuantos más. Llegar donde nace la ola, buscarla y lanzarme... Quiero aprender a manejarme con la ola, pero por ahora me conformo con lo que se. Volvería a sacar mi tabla de body y me iría a Con con. Pero hoy no.

Where is my mind, versión de Brian Molco y compañía retumba y me recuerda lo que pasaba hace casi un año. Fight Club se transformó en mi Biblia durante un tiempo. Y en parte sigue siéndolo. Pero el yo de antes no es igual al yo de ahora. No hay resentimientos. Ya no tengo esa necesidad de salvar al mundo, o de gritar a todo pulmón, ni de demostrar cosas. Aunque aún existen cosas de ese entonces, digamos que es diferente.

Como dije en el escrito anterior, el reloj vuelve a hacer tic, vuelve a funcionar... Energía. Fuerza. Confianza. Y pasión por lo que estoy haciendo... por fin vuelvo al equilibrio.

Y uno que otro desmadre según la ocasión...


(Okupa, Segura y No Molesta!)


Bitácora del Capitán: Mayo 14, 2010. 15:26

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