miércoles, 9 de diciembre de 2009

Director's Cut: Capítulo Uno...

Las cortinas estaban abiertas, la oscuridad se colaba por las ventanas cerradas dándole a la pieza un toque algo fantasmagórico. El sudor corría por su frente y tenía la espalda totalmente mojada. Se incorporó de la cama, restregándose los ojos, el sueño –o pesadilla- había terminado bruscamente. Y es que no estaba listo, no estaba preparado para algo así. Su figura, su aroma, aún tenía la sensación de calor que dejó su cuerpo junto a él, en medio de esa fantasía inconsciente de soñador. La escena era, como muchas noches había sido, la habitación de hotel sin número, la cama pegada a la pared, cortinas de rojo sangre y la tenue luz de aquel farol ubicado en la calle entremetiéndose por los resquicios que dejaba entrever la ventana.

Lo había soñado, o había sido su memoria, en el aletargamiento del dormir, la que le había jugado una mala pasada? Se levantó al baño, por un vaso de agua, la cabeza aún le daba mil vueltas por la parranda previa a la cama: alcohol, tabaco, un cigarrillo de marihuana enrollado en papel de maíz, mientras la música ingresaba por sus oídos, casi reventándole los tímpanos… imágenes rápidas invadían su cerebro aún adormilado por el súbito despertar. Una mancha de sangre, una pequeña línea roja dibujada desde su boca, bajaba por el cuello y moría cerca de su corazón. Se había mordido en medio de la noche y el líquido había descendido hasta ese punto, mientras seguía en los brazos de Morfeo? Pero, por qué era una sola marca, un fino hilo de la roja sustancia? Abrió la boca para ver si la herida aún seguía abierta. No encontró nada, ni rastros de lo que pudo haber sido.

Desde algún rincón de la vieja casona llegaban sonidos. Música. En realidad eran sólo dos notas que manaban del viejo piano ubicado un piso más abajo. Eso no podía ser, esa noche la antigua casa de madera no tenía moradores fuera de él. El espejo le reveló algo más intrigante: marcas de uñas en su desnudo torso, por el costado. Eran recientes. Aunque no era una herida abierta, molestaba. Absorto observándose a sí mismo, como hipnotizado, dejó que la música siguiera sonando. Estaba experimentando algo parecido a un trance. La sucesión de fotografías de lo ocurrido aquella tertulia había cesado y ahora se encontraba en un estado de alejamiento de lo terrenal.

Volvió en sí al cabo de unos segundos que parecieron eternos. Tomó su abrigo café y bajó las escaleras en busca de la respuesta a esa monótona melodía que cada vez se hacía más persistente. Sentada frente al piano, desnuda, estaba ella. Pelo negro, piel blanca, una figura estilizada, fina, se distinguía de la oscuridad reinante. Poco a poco se le acercó por la espalda. Su aroma impregnaba la habitación, esa mezcla de jazmín y almendras que lo enloquecía estaba por todas partes, despertando sus sentidos, avivando sus más profundos deseos. Se vio a sí mismo junto a ella, en un frenesí interminable de lujuria sobre el piano, en el suelo, contra la pared del cuarto. Otra nota al aire le devolvió a la realidad. Ella seguía desnuda, sentada en el mismo lugar donde la acababa de encontrar, su pelo seguía cayendo sobre sus hombros, bajando por su espalda. Más despacio que nunca, intentando pasar lo más desapercibido posible, como si la vida se le fuera en ello, se acercó. Un paso, dos, tres. Estaba a media distancia desde la puerta hasta el piano. Ella aún no notaba que estaba ahí, o tal vez siempre lo supo pero seguía ignorándolo. Una tecla, otra, la melodía compuesta de dos notas que se repetían una y otra vez seguía sonando. Ya casi llegaba, las luces de un automóvil que pasaba por afuera iluminaron brevemente la estancia. Su silueta se marcó más, las lámparas de pie apagadas, las cortinas rojo vino, el viejo librero, toda la habitación se iluminó durante un instante. Un paso, dos, si estiraba su mano podría tocar su hombro. Una nota, dos.

Un agudo sonido proveniente del piano casi le revienta los tímpanos y en un segundo se encontró nuevamente en su pieza, sentado sobre su cama, la frente goteando sudor frío y su espalda mojada. El cielo morado indicaba que el amanecer estaba cerca. Un profundo respiro y una rápida mirada a su alrededor lo devolvieron a la calma. Todo en orden, tal cual lo había dejado cuando se acostó a dormir, demasiado cansado para desvestirse durmió con el pantalón negro. A su lado, estaba una mujer…

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[Corte.- Se Imprime ]

1 comentario:

  1. sorry por no leer kuando tenga tiempo lo hare :P
    mmm... es ke estuve hablando kon el vani el otro dia, porke tengo las moneas y too, pero keria pasar el año nueo alla... asi ke ire a pasar el año nueo 1313!

    xd

    tu rekomendacion me huele al klub de pelea 8-)
    jajaja.... yo pienso lo mismo, por eso me enkanta esa peli :)

    tokando fondo es porke derrepente es mejor volver a cero :P

    saludos washito :)
    nos veremos pa fin de año si dios kere y wea
    jajaja xd

    besitos adios :)

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