Acabo de escribir el final a, la que espero sea, mi primera novela. Aunque ya lo tenía pensado, y más o menos redactado en mi cabeza, los sucesos de los últimos días hicieron adelantarme al proceso, y tuve la jodida necesidad de plasmarlo en papel cuanto antes, o tal vez lo que venga sea tan jodido que me haga cambiar el libreto, cosa que no estoy dispuesto a dejar que pase.
El año se va. Mi sexto semestre de estudiante universitario me sirvió para entender una que otra cosa, y para reafirmar mi pensamiento sobre el estúpido pedazo de cartón que te acredita como un individuo que ha estudiado algo en un centro de investigación y educación formal que se rige por bases estúpidas e impuestas desde fuera, como por ejemplo Europa. Pero la cosa es así, y hay que segiur el juego para no caerse del mundo en una de esas vueltas de 180 grados que a veces ocurren.
Se viene el término de este accidentado 2009. Hasta ahora, el peor que recuerdo en cuanto a salud. Me enfermé, me enyesé, me jodí la vida por más de un mes, y sigo con las secuelas de ese maldito esguince en el tobillo izquierdo, pero bue, al menos el próximo no puede ser tan malo... eso creo. Termina el año, termina un ciclo, y también terminó algo que ni siquiera empezó, por decirlo así, pero termina igual. No fue un buen año en muchos sentidos, pero tampoco fue una pérdida absoluta. He aprendido bastante de mí mismo, de los que me rodean, de mis amigos y de los que alguna vez dijeron ser mi familia. He aprendido mucho, pero más perdí que gané, y eso me hace sentir casi derrotado, o al menos, un 40 a 0 en el último game del partido. Se puede remontar, pero es difícil, y el tiempo y el cansancio acumulado hacen que sea una tarea épica.
El año está terminando, pero aún es demasiado pronto para pensar en las "buenas intenciones" para el próximo. Diciembre tiene ese efecto de paja temporal: el verano está empezando pero no se piensa en salir de vacaciones; las clases se acaban pero vienen los exámenes, y la pega escasea, pero es sólo necesaria y útil en este mes. Enero y Febrero son de vacaciones, de hueveo, de relajo y en una de esas, un mochileo piola, pero no para encerrarte en un horario de oficina durante el período estival. Detesto eso, es como un mes no mes, donde sólo se piensa en lo que viene más adelante, la navidad, año nuevo, y vacaciones, y no llegamos a tener conciencia de los otros 29 días que pasan casi desapercibidos.
Todavía con algo de caña por la reciente salida nocturna con mis secuaces y compipas me cuesta sentir algo que no sea una sed increíble, y para colmo el maldito Foobar me juega en contra con
Every Rose Has It's Thorn de Poison, como si no fuera suficiente el verla conectada en msn y con la última conversación que tuvimos anoche dando vueltas en mi cabeza reseca. Al menos el hachazo se pasa con agua...
Intentando recuperarme, volver a la no programada rutina será una necesidad y creo que no me tomará mucho tiempo. Por ahora, me dedico a dejar pasar el día soleado, mirando por la ventana, escuchando refritos y el picado de los discos que alguna vez valieron la pena. Para la próxima entrega se viene cuento.
Bitácora del Capitán: Diciembre 08, 2009. 18:18
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Take this Rock n'Roll Refugee...
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